lunes, 20 de septiembre de 2010

Dimensión Moral de una Persona.


La dimensión moral de la persona incluye la vivencia de las virtudes morales. Una persona virtuosa es una persona buena, habitualmente buena, tiene costumbres buenas.

Si las virtudes teologales tienen que ver con Dios directamente- son la fe, la esperanza, la caridad; las virtudes morales son formas de ser y vivir habitualmente bien, que forman la fisonomía de una persona buena, pero no tienen que ver directamente con Dios.



Son virtudes humanas que componen lo que llamaríamos una buena y auténtica mujer. Si se quiere formar una personalidad íntegra, hay que trabajar en el cultivo y formación de estas virtudes.

La vida moral de una persona puede tener las siguientes dimensiones:
·         Conciencia metafísica
·         psicológica y moral.





La mujer, gracias a su conciencia metafísica, es capaz de volverse sobre sí misma y verse como un ser inteligente, libre, espiritual y a la vez material.

En sentido psicológico entraña la imagen de una misma, la fuerza del yo y la capacidad de recibir, dar y compartir; superar adecuadamente las frustraciones; encarnar un ideal trascendente; actuar con autonomía afectiva; autodominio personal; adaptación a nuevas situaciones; mortificación; tomar conciencia de la culpabilidad y aceptarla; aceptación de sí mismo y profundizar en los valores del ideal. 



Moralmente es un juicio de la razón por el que reconoce la bondad o maldad de un acto concreto: la capacidad de percibir el bien y el mal, y de inclinar nuestra voluntad a hacer el bien y a evitar el mal.

Constituye el centro de la persona y la guía de su obrar natural. La base de cualquier trabajo en la formación humana se encuentra en la conciencia. Por eso nos urge continuar formándola si queremos progresar en la sinceridad de nuestras relaciones con Dios y con la Iglesia.

La vida moral tiene su origen en la llamada que Dios hace al hombre para que sea lo que es, viviendo como debe vivir. Todo cambia cuando se entiende que la vida moral es una respuesta de amor a Alguien que nos ama infinitamente y “que en términos de sencillez evangélica consiste fundamentalmente en el seguimiento de Jesucristo, en el abandonarse a Él, en el dejarse transformar por su gracia y ser renovados por su misericordia, que se alcanza en la vida de comunión de su Iglesia”

 
¿Tendrá buenas costumbres este HOMBRE?

No hay comentarios:

Publicar un comentario